El bruxismo es un trastorno que se da al apretar demasiado la mandíbula involuntariamente y provoca un característico ruido al rechinar los dientes. Pese a que puede aparecer en cualquier etapa de nuestra vida, es bastante frecuente en niños y adolescentes.

El bruxismo en niños con dientes de leche, a pesar de provocar desgaste en los dientes, también puede ayudar a desarrollar la dentición y contribuye a la formación de los músculos y huesos de la cara. Este hábito suele disminuir al desarrollarse la dentición permanente.

En cambio, en adolescentes, ya con los dientes definitivos, la presión excesiva puede provocar dolores musculares, de cabeza y problemas en la articulación mandibular y puede prolongarse hasta la edad adulta. Aunque su origen es algo incierto, según algunos estudios, el bruxismo se asocia a estados de ansiedad y estrés en estas edades.

Existen dos tipos de bruxismo, el diurno, que bien puede ser consciente o inconsciente, y el nocturno, el más común y más agresivo para la mandíbula, que aparece en los primeros momentos del sueño.

Es importante identificar y tratar las posibles causas que provocan estrés, en algunos casos puede ser necesario recurrir al consejo de psicólogos o psiquiatras. También hay que evitar o reducir los hábitos que potencian el bruxismo, como la ingesta de chicles, chucherías o morderse las uñas. En caso de existir problemas en la mordida, es importante visitar al odontólogo para que considere la necesidad de colocar ortodoncia, pero siempre en la edad adecuada, evitando hacerlo cuando aún quedan dientes por salir.

 

 

Fuente: https://www.vitis.es/blog/bruxismo-infantil/